En el
sueño sonaba Nutshell, se dejaba caer a la misma velocidad que la
voz de Layne Staley.
Se
extendía un profundo abismo bajo sus pies, sabía que era imposible parar la caída,
podía haberlo hecho en su momento, ahora solo quedaba rezar una canción, encomendarse
a su oración, agarrarse a la jodida
canción y dejarse llevar, no había vuelta atrás.
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