El Pecado
Franz von Stuck (1863-1928)
Me miras altiva, siempre hermosa y siniestra, recordándome como a veces anhelo el dolor que me provocas. Me perdería entre tus pliegues ebrio de tu olor y devoraría hasta el último centímetro de tu cuerpo aunque sepa que por esta irracional lealtad tendré que vender mi alma a la serpiente.