Estoy como loca con la llegada del otoño. Me
gusta su luz, su temperatura, también su olor, ese que procede del Jardín Botánico,
El Retiro o esos pequeños jardines esparcidos
por la ciudad.
Ojala pudiera rescatar ese olor; a humedad, lluvia, tierra, hojas secas porque
ese olor también es Madrid, pero el aroma del Madrid tranquilo y sosegado, el
de la ciudad que guarda rincones a la vista pero escondidos donde puedes
perderte.
Te puedes esconder delante de miles de
personas pero sigues sintiendo que ese rinconcito de ciudad es tuyo, tu lugar
secreto donde huele a otoño.